jueves, 19 de junio de 2008

Parto: aportes de Michael Odent

El doctor Michael Odent, una de las máximas autoridades mundiales en esta materia, postula que la única forma de humanizar el parto es comprendiendo que somos una especie mamífera.
El parto es un acontecimiento instintivo, dirigido por nuestro cerebro mamífero primitivo (límbico). En el que la participación de nuestra mente racional (neocórtex) tiene un efecto contraproducente. Odent señala que es suficiente preguntar a una mujer su número de cédula de identidad, para alterar su estado de conciencia especial propio del parto e inhibir el proceso, ya que se activa su pensamiento racional. De la misma forma interfieren los ruidos, las luces, el frío, la incomodidad de mantener una postura, en circunstancias que las condiciones ideales de un parto no cambian mucho de las condiciones idóneas para dormirse. Algunos autores Sheila Kitzinger postulan que el espacio correcto para dar a luz es el mismo que para hacer el amor.
Es por esto que la tendencia es evitar lo que pueda provocar estrés, favoreciendo la producción de endorfinas que amortiguarán el dolor, recurriendo al cambio de postura, teniendo la libertad de dilatar y parir en la posición que ella estime conveniente: en cuclillas, de lado, colgada de alguien, de pie.
“Numerosos estudios demuestran que la posición vertical favorece el parto y la horizontal lo entorpece. En horizontal, el canal del parto se alarga y estrecha y el coxis se dirige hacia lo alto, convirtiéndose en una vía de paso más angosta para el bebé, y además cuesta arriba. En posición vertical la vagina se amplía y acorta, pero además la presión de la cabeza del bebé sobre el cuello del útero ejerce un efecto hormonal que estimula la producción interna de oxitocina, y por tanto la dilatación. La posición vertical acorta y amplía el canal del parto, permite que las articulaciones de la cadera se abran más para dar paso al bebé, facilita sus movimientos de rotación y permite que la fuerza de la gravedad le ayude en su descenso.” (Del Castillo. F.).
Procedimientos quirúrgicos exagerados o mal indicados en la práctica obstétrica pueden provocar evidentes y penosos efectos secundarios, tanto en el ámbito físico como psicológico para la madre y el bebé. Estas consecuencias pueden ser a nivel intra-psíquico en el niño y podrán quedar como estigmas para toda la vida del infante.
A partir de esta inquietud el Dr. Héctor Cruzatt P. y el Ps. Carlos Parra R. se encuentran desarrollando una línea de investigación de carácter cualitativo, en donde pretenden comparar las diferencias existentes en la psiquis de los niños que han nacido por medio de un parto acuático con los nacidos a través de un parto normal, todo lo anterior en el contexto de investigar las consecuencias que provocan los partos traumáticos en el futuro de un recién nacido.


Sencillamente me encanta.....

Ahora a seguir con Salud Pública...

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